11 Julio 2023
Cada vez vemos más productos y tratamientos con colágeno, pero ¿pueden estar a la altura de sus afirmaciones y promover la producción natural de colágeno? ¿O la elasticidad de la piel? Sigue leyendo para saber más.
Muchos de los tratamientos y productos con colágeno prometen aumentar la formación natural de colágeno, disminuir la laxitud y proporcionarte una piel firme, permitiendo tener un aspecto más joven y renovado.
Seguramente quieres encontrar la solución idónea para ti sin perder mucho tiempo ni dinero, una buena idea es aprender qué ocurre con el colágeno natural de la piel a medida que envejecemos. Una vez que lo sepas, será más fácil comprender si un determinado tratamiento con colágeno funciona o no, o si tiene el efecto deseado en tu piel.
La capa más externa de nuestra piel se denomina epidermis. Debajo de esta capa se encuentra la dermis, que proporciona soporte y estructura a la piel. En la capa dérmica encontramos lo que se denomina matriz extracelular, una “red” formada por diferentes proteínas. La proteína más abundante de la matriz extracelular es el colágeno de tipo I. De hecho, el 90% del peso seco de la piel humana es colágeno de tipo I. Por lo tanto, está claro que el colágeno es inmensamente importante para la piel. Otros tipos de colágeno en la piel son el colágeno de tipo III y V. Juntos, el colágeno tipo I, III y V, forman una red estructural tridimensional (la matriz extracelular) que proporciona soporte y ayuda a la piel a conservar su elasticidad e hidratación.1
El colágeno natural de nuestra piel lo produce un tipo de célula llamada fibroblasto. El envejecimiento está inevitablemente asociado con una disminución en la producción de colágeno (debido a una disminución en los fibroblastos y su síntesis de colágeno), así como en la elastina, lo que provoca una piel fina y estructuralmente debilitada, laxitud cutánea y una disminución de la calidad de la piel. 2,3,4
El proceso de envejecimiento sigue siendo en gran medida un misterio para la ciencia. Las explicaciones suelen centrarse en la genética y en la propia célula. Con el tiempo, la célula ha agotado su capacidad de replicarse (envejecimiento intrínseco). Factores externos, como la exposición excesiva al sol, dañan las células, provocando un deterioro funcional (envejecimiento extrínseco). En otras palabras, con el tiempo, los fibroblastos pierden su capacidad de producción de colágeno debido al envejecimiento intrínseco o extrínseco.1
Sin embargo, esta teoría no es del todo cierta. Por medio de un estudio en el que se cultivaron fibroblastos de piel gravemente dañada por el sol y de piel fotoprotegida, se demostró que la capacidad de formación de colágeno de los fibroblastos era similar en ambos casos. 1
Además, también se evaluó la formación de fibroblastos de personas fotoprotegidas mayores de 80 años y de menores de 30 años y se demostró que la capacidad de formación de fibroblastos era ligeramente inferior en el primer grupo. 1
La conclusión es que, aunque nuestros fibroblastos envejezcan, siguen siendo muy buenos en la formación de colágeno. La pregunta es entonces: ¿por qué no lo hacen? ¿Por qué los fibroblastos de la piel envejecida o dañada por el sol ya no producen tanto colágeno como los fibroblastos de la piel más joven o protegida del sol? Si nuestros fibroblastos son tan buenos en la formación de colágeno, independientemente de su edad, ¿por qué acabamos teniendo laxitud cutánea, arrugas y pliegues?
La explicación no se encuentra en las propias células, sino en su entorno, la matriz extracelular. El colágeno natural de nuestra piel es muy longevo. Por término medio, tarda unos 30 años en degradarse. En la piel joven y sana, la cantidad de enzimas que descomponen el colágeno es extremadamente baja y, por lo tanto, el colágeno se degrada muy lentamente. Sin embargo, a medida que el colágeno envejece, empieza a fragmentarse. Por desgracia, el colágeno fragmentado no puede incorporarse a nuevas fibras de colágeno. Además, como nuestra piel tiene niveles tan bajos de enzimas degradantes, este colágeno fragmentado no puede descomponerse de forma eficaz. En su lugar, empieza a acumularse en la matriz extracelular.1
En la piel joven y sana, los receptores de la superficie de los fibroblastos se adhieren al colágeno de la matriz extracelular. Una explicación simplificada es que esta unión “estira” los fibroblastos. Cuando los fibroblastos están “estirados”, producen más colágeno y menos enzimas degradantes. Pero cuando hay mucho colágeno fragmentado en la matriz extracelular, los fibroblastos no pueden adherirse a la matriz y, en lugar de estirarse, se colapsan. Y cuando se colapsan, los fibroblastos no sólo producen menos colágeno natural, sino que también empiezan a producir más enzimas degradantes.1
Por tanto, la piel sigue estando llena de colágeno, lo que ocurre es que está fragmentado y no puede incorporarse eficazmente a la matriz extracelular.1
En resumen, el problema no es la capacidad de los fibroblastos para producir colágeno. Los fibroblastos de la piel envejecida o dañada por el sol son casi tan buenos en la formación natural de colágeno como los fibroblastos de la piel joven y sana. Además, no hay una falta de colágeno como tal, ya que hay una abundancia de colágeno natural fragmentado en la matriz.
Para aumentar el estiramiento de los fibroblastos, de modo que puedan funcionar correctamente y dejar de producir enzimas degradantes, una estrategia más eficaz podría ser un tratamiento con colágeno que restaure la estructura interna de la piel: la matriz extracelular.
Existen tratamientos con colágeno que producen un daño controlado en la dermis y, por lo tanto, inducen una respuesta inflamatoria de cicatrización de heridas. 1
Por otro lado, existen tratamientos que producen la estimulación natural del colágeno y con una duración superior a dos años. 5
Qué tratamiento con colágeno es mejor para ti depende de los resultados que estés buscando. Algunos tratamientos con colágeno tienen resultados visibles más rápido que otros.1,2 Ahora que sabes lo que ocurre realmente con el colágeno natural de la piel a medida que envejecemos, podrás tomar mejores decisiones para tu piel.
Si estás considerando un tratamiento estético para el envejecimiento o la pérdida de elasticidad en la piel, recuerda consultar siempre a un profesional médico cualificado.
Referencias